El mundo es guiado por el artificio y en la era de la imágen, este propósito, es lo más autentico que, creo, puedo reivindicar.
viernes, 28 de febrero de 2014
LA GAVIOTA II
Surcando los crepúsculos infinitos del Atlántico, con el pensamiento bañado en la Plata turbia de aquel lugar tan hostil y el corazón aún doliente por la acción del Albatros, recomponiéndose en definitiva entre aleteos y lágrimas, nuestra Lárida amiga ahogó voluntariosa sus alaridos al divisar la costa africana. Un eco hipnótico supo acallar sus tormentas, una melodía ancestral de tribales resonancias vistió el aire, meciendo el frágil cuerpo de la gaviota en un contoneo inquietante y angustioso. Su mirada se nubló esta vez por un estremecimiento sensitivo, esclava de la musicalidad que ascendía inevitable y también de la incipiente Buena Esperanza que se divisaba allá en el Cabo. "Un nuevo comienzo -pensó- Me gusta". Toda la fuerza de aquellas tierras salvajes agitó sus alas, creando un balanceo constante que no sólo guardaba relación con los convulsos acontecimientos de los humanos, reivindicando sus etnias y llorando a su líder recién enterrado entre fanfarrias y falsas apariencias... También provenía de antiguos poblados y civilizaciones extintas, de cacerías y matanzas, de predadores amilanados sin presa y especies únicas sin partenaire con quién cerrar el ciclo vital o andar el último camino. A duras penas logró sobrevolar aquel país tan intenso, comprendiendo la complejidad de las civilizaciones y relativizando su propia miseria, mientras los ecos de la vida sudafricana sacudían su cuarto trasero con caricias accidentales ya, que iban languideciendo poco a poco. En el horizonte surgió, casi mágicamente, una nueva silueta, más acogedora y cálida aunque igualmente convulsa. Una isla alargada que daba cobijo a extrañas formas y que proyectaba un clima ciertamente misterioso ¿qué sucedía en aquellas tierras africanas? ¿A qué se debía tanta inestabilidad? Su pregunta sólo podía obtener respuesta si descendía y preguntaba... Como buena gaviota que era, su curiosidad pudo más que su prudencia; aunque en Sudáfrica no tuvo arrojo suficiente para hacerlo pues todavía coleteaba la leyenda de su tatarabuela muerta trágicamente entre las fauces de un "Gran Blanco"... La historia había sido contada tantas veces de una forma tan sádica y descriptiva que desde bien pollo supo que jamás pondría la pata en esa tierra inhóspita bañada de escualos. Sin embargo Madagascar respiraba un aire más cálido, sus habitantes lejos de mostrarse inaccesibles resultaban, cercanos y hogareños. Demasiado, tal vez. Nada habían aprendido con el paso de los años. Esta cualidad tan impropia de los animales había supuesto un nefasto e irreversible golpe para la isla. Sus pobladores, incapaces de establecer límites ante invasores y visitantes no deseados, habían dejado libre acceso a su amada tierra a todo aquel que deseara visitarla. Sus límites geográficos, lejos de ahuyentar el expolio, supusieron una barrera física para la supervivencia. La mayoría de ellos no sabía nadar y ni siquiera podía considerar la opción de desplazarse más allá de las nubes de humo y los árboles caídos. La gaviota enmudeció ante la arrolladora circunstancia ¿Cómo puede un pueblo entero someterse sin más ante la ley bárbara? ¿Por qué los masacrados callan y se dejan hacer sin oposición? Para su asombro seguían siendo gentiles y no querían olvidar su esencia. Envuelta en sus propias reflexiones, nuestra amiga tuvo ocasión de preguntarle sobre aquel asunto a un Lémur que pasaba por allí con su semblante apacible y una sonrisa cautivadora. Era el único superviviente de toda una familia de primates, secuestrados para ser expuestos en uno de esos lugares donde te lanzan cacahuetes y te invitan a intimar con buenas maneras"¿A qué se debe tanta negligencia?" -Inquirió la gaviota- "No somos nosotros los que hemos de cambiar" -contestó el Lemur sin detener su paso- ¡La tierra es de todos!- Añadió mientras se encaramaba a un baobab para iniciar su meditación de todos los días. La gaviota permaneció de pie sobre el polvoriento y rojizo suelo sin decir nada y pensando que tal vez la equivocada era ella, su educación proteccionista y ese empeño por la territorialidad tan impropio para un ave que tiene, per se, la capacidad de volar. Después de dibujar este pensamiento y borrarlo, alzó el vuelo emigrando hacia otro lugar para seguir en su particular empeño de descifrar los enigmas de la vida.
miércoles, 19 de febrero de 2014
MALTA... LUCES Y SOMBRAS.
recomendable e indispensable la visita. Sobra decir que si algo es profuso en las islas de Gozo y Malta son iglesias y devotos. Entramos a visitar una de las iglesias, aún resacosa después de la celebración del día de su santo patrono, y a los feligreses les extrañó nuestra presencia en su país, conocedores de la visita del Papa en España. Atención al detalle. Sobra decir que ni hablar de divorcios, abortos o relaciones homosexuales... El tiempo se detuvo allí preservando la ideología conservadora del cualquier intrusismo liberal. Debe ser el país del mundo con más edificios religiosos por kilómetro cuadrado. Un pequeño pueblecito de la isla de Gozo ostenta el record de haber construido con impuestos municipales y el empeño de sus pobladores (El pueblo en sí se llama Xewkija) una de las cúpulas más grandes del mundo... Visible desde, prácticamente, cualquier punto de la isla. Impresionante su fe ciega (Ejem, ejem...)
¿Volvería usted a visitar nuestras islas? Contesté, sin dudar un ápice... Tal vez, pero jamás en agosto. Y de ahí cogí un vuelo hacia Dublín donde me esperaba la antítesis vivencial de lo que habían significado mis días en Malta. Pero bueno, esa es una historia que contaré en otro capítulo de viajes... De momento, disfruten de la visita.
lunes, 10 de febrero de 2014
RUSIA MY LOVE
Tierra de revoluciones, borracha de luchas por alcanzar ese ansiado cambio vinculado a la emancipación, el progreso, la
libertad... Pueblo masacrado y bárbaro, creador, tradicional, innovador y decadente que ha pagado precios en su historia de una severidad rayana en la enajenación o el despotismo. Gran invasor de otras culturas y alma mater del arte y la creatividad. Uno llega a preguntarse cómo es posible concebir tanta belleza en una tierra tan vasta y cruel. Polaridades que dibujan las dimensiones de una República superviviente al zarismo, a un sinfín de guerras intercontinentales, a la esclavitud de su plebe y a la crudeza de sus líderes. Plataforma de mentes narrativas y escénicas de la altura de Chéjov, Dostoyevski, Tolstói o Turguénev. Tierra de grandes compositores como Tchaikovsky, Kórsakov, Rajmáninov o Prokófiev. Cuna del teatro del mundo, ese que hemos mamado actores y directores de este planeta, gracias a dramaturgos y teóricos del calibre de Stanislavski o Meyerhold y también matriz de la danza abanderada por ese icono universal que es Baryshnikov. Rusia, en resumen, fuente de infinitud de disciplinas artísticas y deportivas que hablan de belleza, de estética, de equilibrio y de humanidad... Humanidad. Pronuncio estas letras con cierto conflicto interno, la admiración aquí manifiesta por lo que considero grandes triunfos y privilegios de la humanidad se tornan malsana sensación que habla de una absoluta inhumanidad. El pueblo instruido y civilizado se convierte de nuevo en cavernícola auspiciado por los poderes fácticos. Vergüenza. No es sólo que su máximo representante político sea un terrorista homófobo y cirujano descarnado de los derechos fundamentales, es también
que la libre expresión en ese "gran país"se ha transformado en una caza de brujas contra la diferencia. Denuncio sin paliativos a sus instituciones, a su presidente y equipo de ministros por sus actos vandálicos que vulneran la calidad democrática del país (dejando el capítulo de las Pussy Riot a niveles de anécdota pueril e inocente). Denuncio las imágenes humillantes de sus fuerzas de seguridad vejando sin matices a presos y sospechosos, denuncio la persecución obsesiva de una parte de su ciudadanía hacia el colectivo Lgbt y denuncio la miserable argumentación estatal para acallar los aún débiles gritos de discrepancia. Cómo se puede apelar a la discreción y a la negación en pleno siglo XXI??? Rusia, no reconozco tus banderas de libertad.... Es por ello que renuncio a visitarte y conocerte, no sin dolor... Al menos, mientras perdure esta inconcebible brutalidad que justificas y defiendes guiada por una pandilla de incultos, descerebrados y peligrosos mafiosos que en nada recuerdan a esa belleza y humanidad que yo no olvido.
lunes, 3 de febrero de 2014
LEA HORWITZ (LA JOVEN DEL VÍSTULA)
Ella
permanece mirando el suelo. Ríe o gime. Oculta su tez con una larga y oscura
melena.
He despertado bañada en orín,
mi piel mancillada por las tormentas de un mal presagio. No sé si fue un sueño,
uno de esos malos sueños. Recuerdo haber tiritado antes de nadar en la laguna
de mis pensamientos. En ocasiones me sucede que olvido voluntariosa lo que me
aleja de estar viva, pero se me hace urgente aterrizar en algo concreto, tengo
miedo de perderme. Creo que fue el
olor a humedad. No, fue la mirada huidiza de una mujer abrazando a su pequeña
con actitud recia. No, tampoco es eso. La memoria me traiciona en el instante
vital. Sí, es de vital importancia encontrar la clave que desvele el
inverosímil estado en el que me encuentro.
Los seres latentes corren el riesgo de aprisionarse en una ensoñación, de ahí a
la eternidad hay sólo un paso. Es preciso recordar, despejar la niebla de esta
congoja. Una bandada de golondrinas anida en mi nuez desde que experimenté el
significado del rubor y es una sensación persistente. Quiero llorar, pero estoy
seca. Espera, ya está. Lo puedo ver. El manto blanco apenas deja distinguir la
silueta de los trenes. Los perros ladran, la gente ha perdido todo resquicio de
dignidad, actúan como animales lanzando sus bramidos mientras buscan cobijo.
Pero los hombres lobo asedian y los perros aúllan sin cese. No es fácil hacerse
invisible entre gigantes de expresión torcida. El rebaño entra sumiso en el
redil. Nadie hace nada distinto a lo que se espera de nosotros. La conformidad
se asienta calmadamente y la bienvenida está planificada. El nuevo hogar se
llama infierno; no será peor que respirar durante días la inmundicia del
hombre, aglutinados en un vagón de mercancías. No, qué digo, es imposible que
exista un paraíso tras nada que sea tan gris como ese Treb... Soy incapaz de
pronunciar su nombre. Me pesan los brazos. Me pesan también los dientes. Nunca
creí que diría algo así; siento que he estado besando los residuos de la
humanidad y que la humanidad ha rasgado mis labios con una lija. Siento haber estado
masticando tierra y vomitando heces durante días. Siento que el alma se ha
fugado con mi ideal de mujer libre. Eso quiere decir que estoy atrapada. No,
eso quiere decir que me han atrapado. Me separan bruscamente de Mija, el último
eslabón que da sentido al todo, me abandona desnuda ante la nada. Su gesto, lo
conozco bien, es el de haber soltado con demasiada prontitud mi mano endeble.
Un rastro de traición se dibuja en su rostro, me busca entre la masa ingente de
animas a la deriva, pero es tarde para enderezar el destino, no es lícito un tiempo
de lamentos. Mija grita henchido de rabia; un animal más, con su herida mortal
sangrante, llamando a la cría, a su hermanita. Cierro los ojos y me estremezco
ante su languidez. Mis padres se romperían al vernos así, si la tierra no se
los hubiera tragado ya. Quién sabe si esa tierra no hará lo mismo con nosotros.
No llores, las lágrimas son imágenes volátiles, se evaporan con facilidad;
desaparecen un día u otro mientras el dolor permanece implacable, como esa
primera canción aprendida que siempre queda incrustada en algún recoveco del
cerebro. Queda el confuso sonido de Mija en la lejanía. Yo no me puedo romper. Creo
desvanecer, pero no hay tregua. Me arrastran a un cuarto tan frío y doliente
como logro percibirlo en estos instantes. Rasgan mi escaso ropaje. Siento las
manos lascivas de un extraño sobre mis pechos aún intactos, perturbados antes
de hora. Nadie pidió turno. Mi carnet de baile continúa vacío, señor. Pero las
manos ya estaban allí, abarcando mi torso con un vigor desconocido y pútrido.
Empiezo a recordar. Una mirada glacial clavando la punta del iceberg en mis
pupilas y su miembro en aquello que pensé sería mi gran descubrimiento de un
futuro cercano. Babea, gime a veces, si cierro los ojos me hace pensar en un
bebé enfermizo privado del maternal alimento. Pero es efímero. Continúan siendo
rabia, sacudidas y mi inocencia desvestida sobre una mesa de titanio. El frío
me evade. Voces, voces que celebran la mueca inevitable de la joven del Vístula
y el exilio de mi voluntad. Otras manos, otros deseos sucios, otras babas. Una
mirada pétrea y luego una asustada. Una expresión de no querer queriendo. Una
bofetada en la mejilla más pálida y un puñetazo en la boca del estómago y mis
nalgas emulando las cascadas de Kamienczyk, rojo bermellón reptando por las
paredes escarpadas y coágulos en mis piernas. Ellos no tienen un motivo, mi
cuerpo abierto les eleva a la enajenación. Estoy cansada de ser un juguete.
Pero el juego todavía perdura. Siento palpitar los callos de mis manos, como si
la tierra trabajada proclamara mi venida, mi pronto regreso al hogar, a ese pueblo
que dejé atrás en el ocaso de mi dicha. Me invade una enorme tristeza, la
tierra que hay bajo mis pies es tan solo una fosa común. Lo sé. No es muy común tener esta clase de
sensaciones repicando en la cabeza. ¡Dios mío! siempre amé la tierra, pero no
de esta manera. No así. Mis manos son más viejas que mi piel, pero menos que mi
mente. Intuyo que tal vez sea ya tarde para cambiar eso de mí. Después de
perder mi único secreto, bajo el peso de los que sólo querían besar mis labios,
la joven es precozmente amputada de mí. Me afeitan la cabeza y rasuran mis
ideas asustadas. Ahora puedo sentir el vacío. Los llantos de otras mujeres son
sólo el eco de una lírica macabra, los escucho pero estoy de viaje y sólo percibo
que no volveré a ser la chica desgarbada con trenzas que despertó la curiosidad
de los hombres. Despiojada. Ya está. Un trámite escudando otra verdad.
Los días pasan y me transmuto
imperceptiblemente, dejo de ser la niña y comienzo a ser una mujer inerte. Una
caminante sin propósitos; de nada sirve ya el instinto, agazapado entre
madrugadas de escarcha y noches de insomnio. Despierto por la mañana con una
melodía acariciando la conciencia de otro tiempo mejor. Sonrío. Nunca había
sucedido en aquel lugar y nunca más se repetiría. Resuena en mi memoria la
melodía del abuelo. De niños, Mija y yo escuchábamos, imperturbables, aquella
canción que hablaba de un pueblo sin tierra buscando ser libre.
Itzjak, con sus mejillas
sonrojadas, por el anhelo de aquella tierra inexistente, cantaba hasta la
extenuación y luego bebía su Dwójniak en vaso ancho. Bebía con deleite a pesar
de las recriminaciones de la abuela. Empiezo a ver con nitidez, fue esa mañana
cuando mi aliento se cortó de cuajo. Yo tarareo sin pensar la canción del
abuelo, eso es. Una mala vibración me estremece de talón a nuca, un escalofrío
inquisidor, una idea funesta dibujando mi cuerpo desnudo bajo tierra. Y mis
callos hormigueando de nuevo. La llamada. Otra vez. Entran a buscarnos con
delicadas maneras, algo inhabitual durante la estancia forzada. No aúllan, ni escupen,
ni nos miran a los ojos. Confeccionan su acostumbrada comparsa de marionetas
sin alma, en orden y en silencio. Caminamos con la cabeza gacha mientras
miramos como las huellas de nuestros pasos casi no dicen nada, son invisibles,
inexistentes. Tengo un mal pálpito, no quiero esfumarme. Nos meten en una de esas
naves, protagonistas de tantas leyendas, donde uno se siente envasado al vacío,
porque no queda aire que respirar, porque las personas se comprimen en una
abigarrada escultura de carne, piel y hueso. Todos miramos hacia arriba, la
respuesta al enigma, tantas veces nombrado, gotea todavía de las duchas mal
cerradas. Pienso en la oscuridad como inquilina precedente y me invade el
horror. Las puertas resuenan con el estruendo de una caja hermética. Gritan,
gritan y golpean las paredes. Todos aquellos cuerpos escuálidos y aún sonrosados
están fuera de sí. Yo no me muevo. Yo sólo rezo. Ellas se quiebran y yo soy
testigo mudo de su dolor. Les diría que es mejor dejarse llevar, pero verlas
así, batallando contra gigantes, contra hombres-lobo, me da tranquilidad.
Pienso en sueños plácidos junto a una chimenea, en Itjzak y en la senda que bajaba
al río. Pienso en lo que hubiera sido de mí si no hubieran truncado mis
ilusiones con una visita inesperada. Pienso en Mija y en mis padres, bendecidos
bajo la luz de este amor que me aprieta tanto. Creo que fue el amor universal,
sí, ahora sé que fue eso lo que sentí. Me abracé desesperada a una extraña, le
besé sin pudor en los labios y expresé mi alegría por haberla conocido. Ella
rió y lloró a la vez. Le acaricié el pelo y brotó algo mágico entre mi pecho y
su mirada trémula. Cerré los ojos. No quise ver el color de una despedida.
Preferí ser una estatua muda con sueños de otra vida. Me llamo Lea Horwitz,
pero prefiero que recuerden a la joven del Vístula.
Mi pequeña jovencita nació físicamente el pasado 1 de Febrero en la Sala de Camí de Nora (Sagunto)... Donde espera reposar su alma durante, al menos, 1 mes y medio... Viernes y sábados a las 21h. Por si alguien pasara por allí... Besotes.
sábado, 25 de enero de 2014
JEFF BUCKLEY
inusitado interés por la creación hicieron de él a ese gran desconocido que proclamó gloriosa su única pieza de estudio: "Grace". Catalogado por críticos y entendidos como una obra maestra de la música contemporánea ha sido descubrimiento e inspiración para muchas de las bandas del rock de las dos últimas décadas. Grandes músicos de la categoría de Thom Yorke, (De los Radiohead) Matt Bellamy, (De Muse) Chris Martin (De Colplay) o el mismísimo Rufus Wainwright han recibido una clara influencia de Buckley que se ve retratada en su labor de vocalistas (Tienen todos una curiosa similitud tonal y de modulación) y en la atmósfera que son capaces de crear con su voz.
Admirador a su vez de "Grandes" de la música como Leonard Cohen, Nina Simone o Bob Dylan... Buckley consiguió contar desde un lenguaje tan rico y atractivo como inaccesible ( Su rango vocal era de 4 octavas y media) temas como ese " Lilac Wine", que ya versioneara la Simone años atrás, y que son muestra de la complejidad y belleza de una voz que sacude el alma sin que duela. Pero el tema que fue, sin duda, una conquista sobre terrenos nada cómodos (Ya sabemos lo que significa Cohen en el panorama musical) es su particular versión del "Hallelujah" que es lírica y poesía sin el dramatismo de Cohen y con la fuerza moderada de quien narra un cuento o canta una nana que no pretende adormecer sino despertar eso tan profundo que anida en las raíces de los pies. Hay quien asegura que se trata de la mejor versión de ese tema y que supera a su original. Yo estoy de acuerdo con esa afirmación.
La razón de este recordatorio tan poco meditado es que he vuelto a escuchar algún tema inédito de Jeff, de esos que jamás llegaron a grabarse en un estudio y se ha despertado en mí la necesidad de dedicarle un espacio a una de las voces más fascinantes que han existido jamás.
Un referente que sigue cultivando mi amor por quien suena
diferente y sabe ganarme con la sutileza de un mago o un artesano... Siempre fuí exigente con eso. Ya lo sabéis. Nunca sabremos si fue el río Lobo el que te enguyó calladamente, o si tu bipolaridad te llevó a los brazos de una ninfa enamorada... Qué importa ya. Quedan tu silencio y tu vida, un apellido al que te agarraste con fe, un don enigmático escalando notas y descendiendo a los infiernos... Un camino intenso el andado... Hoy te he querido pensar amigo Jeff...
lunes, 13 de enero de 2014
MORDRED
MORDRED: ¡Bienvenida…!
Extraña palabra pronunciada entre mis labios. Bienvenida (Ríe) Como si fuera posible integrar el significado del concepto
sin más. Como si de repente pudiera olvidar que mi existencia es la triste
consecuencia de un propósito que no me pertenece. Sentir afecto es alienante,
no produce nada en mi piel y desconozco si es por la carencia o la inapetencia.
Soy fruto de la ira y de la ambición ¿cómo podría transformar mi sino en alma o
pasión siendo hija de la oscuridad? Hoy, en cambio, es diferente, noto un nuevo
palpitar en las vísceras, un estertor de vida, un porqué, una salida. He
encontrado mi sitio, mi primer lugar, mi única verdad. Esto es sólo un paso
hacia lo que espero de mí, sin filtros ni aditivos. Soy Mordred, al menos
empiezo a serlo. Soy Mordred y quiero seguir aquel instinto amputado de la niña
que fui, para entender mi búsqueda del ahora ¿No es ese el sentido real de
existir? ¿Es eso lo que nos diferencia de los animales? No, no quiero ser un
cuervo… Sin embargo siento mis alas negras y puedo respirar la tempestad. Pero
no, no soy un cuervo. Sólo necesito un indicio, una pista que me haga
comprender la inclinación de la balanza. Podría hacer de mí un ser polar e
inabarcable. Mi bondad podría ponderar las excelencias de una vida en paz, mi
oscuridad, sin embargo, prepararía sin dificultad
el camino de la codicia. Se llamaba Mordred, empezó de cero y acabó
construyendo sus éxitos en soledad, pero sin conflictos ¿Es eso lo que quiero?
Tengo la certeza de que podría sacrificar una parte de mí sin remordimientos,
pero ¿Cómo? Habla destino, no permitas que camine a la deriva cuando dispongo
de unas riendas…
Fragmento de la pieza "Kamelot" estrenada en 2011.
lunes, 6 de enero de 2014
A LA MIERDA V
A la mierda los que rigen sus vidas en base a ese ridículo papel moneda que ha pasado por muchas manos pero que sólo se queda en unas pocas. A la mierda quienes creen que existe una felicidad tras la apariencia, la ostentación o las buenas maneras, sin nada humano que lo sostenga... Quienes fingen ser quienes no son... niegan lo que son y venden su alma a un Dios impío que no vela por orígenes o destinos... Qué indefendible resulta la codicia ante los ojos de la naturaleza. A la mierda quienes miren a los visitantes de contenedores sin que se les parta el alma por un instante, los que ven en la indigencia un mal y jamás un espejo en el que mirarse. Eso es pobreza absoluta, de la que no se regenera ni en la tumba. A la mierda el wasap. Sí, han oído bien, y los dichosos grupos y esa exigencia manifiesta que está implícita en cada mensaje, solicitando inmediata respuesta. Qué pronto hemos olvidado la palabra y la mirada... qué fácil es desarrollar una lesión cervical enfrascado en esa conversación sin fin que monopoliza las prioridades del ser, mientras alrededor...suceden tantas cosas. A la mierda las dependencias tecnológicas y los avances que nos hacen olvidar nuestra pequeñez. Seguimos sin ser nadie al lado de esta inmensidad que es el universo. A la mierda pues, el ego universal que todo lo corrompe. La humildad otrora estandarte de humanismo y ilustración...es ahora una losa imposible de desintegrar sino es con pico y pala. A la mierda toda esta pantomima navideña idiotizante y alienante en la que caemos todos como moscas en la miel ¿tan difícil resulta comprender que la única verdad absoluta de la Navidad es que nos queremos más porque nos dicen que lo hagamos? salvando conflictos insalvables, sucumbiendo ante la voraz ilusión de esa pretendida unión familiar, relajando los demonios internos para perpetuar la paz universal aunque el mismo 7 de enero quieras aniquilar al vecino porque su perro ladra a todas horas y te altera el sueño... A la mierda los "mañana será otro día", "prometo que cambiaré", " hoy no me siento con fuerzas" y todas esas patrañas que creamos intencionadamente para frenar nuestros impulsos más verdaderos, esos que nos elevarían con tan sólo dar un salto... a la mierda por ser lápida de sueños y tierra baldía para la vida que pudo ser... En nuestra esencia reside el arte de volar..A la mierda esta sensación constante de que nos engañan, sensación que nunca transciende más allá de la palabra intencionada y sobrecargada de razones, esa que no suele apoyarse en acciones concretas de precisión meridiana. A la mierda, a la mierda, a la mierda!!! Ya está. Feliz año...Juas, juas...
miércoles, 25 de diciembre de 2013
LA REVOLUCIÓN DE LOS NIÑOS (O DE COMO PERPHEKTA SUCUMBIÓ ANTE EL PODER DEL ARTE).
Esta
historia sucederá en un tiempo futuro, un tiempo ni tan alejado que
nos permita respirar, ni tan cercano que nos hiele la sangre… En
cualquier caso las historias se han de contar como sucederán… y
esto, tarde o temprano, sucederá... créanme. A no ser que algún elemento inesperado
cambie este complicado amasijo de emociones y ambiciones que es la
vida…
El
caso es que en ese tiempo futuro, el que ha de venir… sucederá
que… No, no, así no se puede iniciar nada… un condicionante
severo este del devenir… dejaré pues de hablar en futuro, que me
siento amenazado al contarlo, hablaré mejor en presente… cierta
resignación es apropiada para implicarse con lo que ha de suceder,
eso que aún no ha sucedido…Aunque si hablo en presente no hay
solución y el tono descriptivo será más tremendista y vivencial…
no, tanta pasión no debe ser buena; mejor hablo en pasado y preservo
el clásico hilo conductor de la narración, para habituar el oído a
la melodía penetrante del cuento o de la fábula, sí señor. Esta
es buena solución. Hablar en pasado insuflará al relato cierta
esperanza… quedará la puerta abierta a un cambio que aún está
por venir… Todo viaje iniciático tiene su recompensa…sí, me
gusta. Mucho mejor en pasado… cómo no lo había pensado antes…
Pues
bien, cuentan que esta historia sucedió cuando las preguntas eran
más frecuentes que las respuestas, cuando la ilusión se cubría de
una fina capa de plomo y los sueños eran instrumentos de libertad
censurados por la tiranía de un Imperio adormecido conocido como
Amnesia… Solamente los viejitos, seres conocedores de tiempos
inmemoriales y mundos ancestrales, se permitían pequeñas licencias
privadas en la intimidad del hogar. Eran pues el oxígeno que
respiraban algunos niños inquietos cada vez que palpitaba una
curiosidad irrefrenable en su interior… Sus cuentos buscaban dar
razones precisas a las preguntas de los vástagos, no sólo
intelectualmente, también en el plano espiritual. El ritual de la
narración podía ser penalizado seriamente por el Imperio, iba
contra toda norma ética, de ahí el anonimato que confería el hogar
a tremendo acontecimiento de insurrección. Por otra parte abuelitas
y abuelitos acostumbraban a cerrar sus relatos con una frase
consensuada y universal, pero secreta, que decía algo así como: “Y
los niños vivieron como quisieron vivir”…
Pobre de aquel anciano que fuera descubierto en su perversión…
desmemoriado, exiliado y abandonado sin el olor de la infancia.
Repudiado por todos, en definitiva. Por esa razón era tan importante
ser discreto… y, por ende, muy constante en la lucha contra el
Imperio de Amnesia y su Sociedad PerpheKta.
Sociedad
PerpheKta, era un sistema creado a partir de los criterios abusivos
de producción y discriminación para nivelar el desequilibrio
inherente a una civilización demasiado implicada en el plano
emocional y sensitivo. Sencillamente no interesaba humanizar, ni
cultivar la curiosidad. Siguiendo estas premisas quien no producía
lo suficiente para enriquecer al sistema o quien no respondía a la
demanda del mismo, es decir, seres débiles, no formados, personas de
otras etnias o incluso enfermos… era directamente trasladado al
departamento de Transformación donde se le aplicaban técnicas
altamente cualificadas para optimizar el producto humano y hacer de
él un ser dócil, abnegado y eficiente… Si aún así se resistía
al cambio… Bueno, si eso sucedía… sólo quedaba el destierro, un
destierro irrevocable y cruel llamado “El abandono”. El
Presidente de PerpheKta, el Señor Tajante de Ambitia, un lejano
reino de codicia sito en las lindes del Valle de la Perdición, era
un tipo intransigente y con carisma, que había encontrado el
elemento distorsionador del equilibrio humano. Descubrió que el
sentido de la utilidad debía estar siempre por encima del espíritu
creativo, el arte supeditado a la efectividad, el proceso personal
anulado por la productividad y las preguntas silenciadas por el
murmullo constante del miedo… ese que paraliza y que convence de
las inconveniencias de ir en contra de lo establecido.
Aquel
Imperio no fue creado a partir de la nada, fuerzas malignas y bien
seleccionadas por la mente pérfida de Tajante, participaron en la
operación contra la especie humana más calculada y fría que se
haya escuchado jamás. Las Inánimas, sombras antiguas sin
remordimiento ni afectos declarados, eran participantes activas y
sigilosas de unos planes, los de Tajante… que un día llegaron a
consolidar aquel reino implacable de desidia y oscuridad invisible.
La
vida en las calles se regía por la métrica perenne de un tic-tac
que medía el rendimiento y que marcaba el ritmo constante por el que
guiarse en cada pequeña acción. Rascarse la nariz era un tic,
agacharse un tic, tac, tic, tocar a una puerta un tic, tac… correr
podía suponer una sucesión infinita de tics y de tacs que se
contabilizaban en el Contador de tictacs, más conocido como “La
esponja negra”. Medidor de impulsos reales que daba como fruto un papel en el que el
esfuerzo humano estaba pormenorizado en apartados como destreza,
constancia, resistencia, afán de superación y resultado. La máquina
culminaba su valoración con una A que significaba Apto o una D que
aludía a la deficiencia y designaba advertencia, peligro y
supervisión… 3 Des suponían exilio y un no retorno a la vida en
Amnesia, en consecuencia... el olvido eterno.
Las
Inánimas cumplían esa función de supervisión, no sólo en las
calles, también en los hogares y en las escuelas… donde la
educación debía pasar por ciertos filtros nada ortodoxos que
anulaban cualquier opción de los niños a crecer en libertad. El tic
tac no les era ajeno, los resultados regían su evolución académica
y la espontaneidad o la diferencia eran marcadas con una estrella
negra en su indumentaria, símbolo del miedo en el Imperio de
Amnesia. Estigma para sus portadores y amenaza para todos los que
observaran la inequívoca insignia.
Esta
historia no habla de buenos y malos, sino de ciegos e interesados, de
hechiceros del tiempo y corderos descarriados, de sometidos y
alzados, de poderosos y derrocados… pero fundamentalmente de cómo
los niños consiguieron utilizar el arte y el juego para alcanzar su
revolución… Una fisura para Perphekta, un halo de luz para todos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)