lunes, 30 de septiembre de 2013

LA CABEZA DEL CONEJO

                          


                           Persiguiendo un par de conejos
                       mi padre gritó desde lejos
                       ¡Aquí hay uno!
                       Y con gesto iracundo
                       y el rifle en el hombro,
                       disparó para mi asombro
                       a una coneja preñada.
                       Acción disparatada
                       de un matarife experto.
                       Y es bien cierto
                       que la coneja había muerto.
                       Tenía un ojo fuera                                                        
                       Y el otro medio tuerto.
                       Papá celebró la fechoría
                       Con alborozo y alegría,
                       sacó el cuchillo
                       hincando el filo
                       en su piel mancillada
                       y horadada por el cartucho.
                       Me cuesta mucho contarles esto,
                       pero es lo que yo vi
                       y aunque detesto entrar en detalles
                       Más vale que no me calle
                       y que todo el mundo sepa
                       el final de la coneja.
                       Revuelto de sesos,
                       papilla de huesos,
                       la sangre que inunda
                       paredes y suelo.
                       Filete de carne
                       cortado en cien partes.
                       Detritus, pellejos,
                       un nervio pendejo,
                       hígado, dientes,
                       pelos, riñones,
                       corazón palpitante
                       y esas manos sangrantes.
                       El feto que llora
                       ¡ha llegado la hora!

                       Un guiso en salmorejo

                       Y la cabeza del conejo.

          

domingo, 22 de septiembre de 2013

LA FRANCE (Mi lugar en el mundo... O de cómo embriagar los sentidos de recuerdos y vivencias).



Bueno, soy consciente de que me entrego muy poco a poco, que cuando hablo de mí, utilizo los subterfugios de la poesía, que mi lenguaje es descriptivo y un tanto abigarrado, que hablo poco de mi vida personal, al menos con claridad... Sigo siendo de esos que prefieren sugerir a decir... Sin embargo vengo dispuesto, en esta ocasión, a desnudarme plenamente. 



Vengo a hablaros de unas vacaciones relajadas que me han permitido abandonarme al noble arte de respirar... decir eso sería inexacto, inapropiado y demasiado práctico... Vengo a hablaros de "mi lugar en el mundo" que como bien predijo un tal Aristarain existe y está escrito en alguna parte y uno sabe cuando existe porque es capaz de sentirlo.


La mejor y más rica herencia de mi madre ha sido precisamente este legado tan vinculado a su tierra natal, en el corazón de Francia. Un paraíso rural poco transitado, lleno de magia y atardeceres, de noches estrelladas y naturaleza salvaje, de lagos, ríos, castillos, iglesias románicas y campos de cultivos, bosques frondosos y caminos... de esos en los que apetece perderse.



Pero en lo idílico de este reencuentro con la tierra y las gentes, subyace una pena...una herida abierta, un sueño recurrente que debía acallar. Os explico. La antigua granja de mis abuelos se ha puesto en venta... Podría entrar a desmenuzar las razones que han llevado a sus hijos a hacerlo, pero ya no quiero..siento que se pervierte algo puro para mí.


Yo sólo fui a despedirme, a enfrentarme a mis fantasmas, a cerrar un capítulo, de esos que uno jamás pensó escribir pero que son necesarios para iniciar un proceso de crecimiento en otra dirección. Cuando crucé el umbral de la puerta, entré en un mundo onírico, suspendido en el tiempo, donde el reino imperante de los sentidos surgió desde los poros de mi piel...


La casa estaba vacía de muebles, pero viva y despierta como nunca en mi imaginario. Todavía quedaban objetos diseminados a lo largo de los armarios empotrados de la casa. Olía a café y a desayuno, sonaba esa radio de éxitos de todos los tiempos que solía despertarme en el pasado, como una dulce melodía... el batir ansioso de alguna avispa revoloteando alrededor de la mermelada de fresa... el sonido de los neumáticos del coche del cartero con tres cartas para el joven y ajetreado nieto en vías de comunicación con sus corresponsales del mundo. Ya entonces le apasionaba escribir.


Y también estaban ellos, los de los cuerpos cansados y las sonrisas perennes, especulando sobre el tiempo, el campo, los animales, la vida. El leve crujir del parqué y la ventana con vistas al jardín en la que tantas veces asomé mi silencio y observé crepúsculos. Las estrellas más brillantes que nunca vi y la orquesta sinfónica de grillos que acostumbraban a adormecerme incluso cuando algo no iba bien... Y las fotos antiguas, donde aparecía mellado y con un lamparón en esa camiseta que vivió las mieles del éxito en los 80, mis hermanos aún cercanos y entrañables, las fiestas familiares, cada nuevo miembro, cada despedida...


En definitiva...yo, reconociéndome en cada pequeña percepción de vida, recogiendo la energía de las paredes, la presencia de mis abuelos y cada uno de los pasos dados en ese suelo ¿Cómo puede un lugar que se aleja tener tanta fuerza? ¿cómo pueden los recuerdos reavivar con una intensidad tal las vivencias del pasado? En definitiva ¿Es posible que el amor hacia las cosas sea el vehículo más directo de amor hacia los seres?



Me despedí de todas las cosas y de todos los seres, las vehementes exclamaciones  que proferí en el pasado por miedo a perder ese nexo...permanecieron en paz, no sin dolor. Pero acepté, simplemente acepté. Liberé ese sentido de propiedad inconsciente, para regresar un día, aunque mi lugar en el mundo ya no sea el que me dieron, sino el que yo construya. Atrás quedaron muchas cosas, no sólo los restos de un Peter Pan agotado de tanto uso, también cada uno de los instantes de sufrimiento que enturbian esta calma que ahora porto. Suenan... Brel, Montand y Piaf en mi cabeza...


Así ha sido, me llevé algún que otro objeto con fuerte carga sentimental, porque, a parte de ser diógenes soy un nostálgico empedernido...Lo tengo todo. Mi balance del año, ese que suelo hacer allí cada vez que tengo ocasión, se ha ejecutado calladamente, respetando mis emociones algo agitadas y respirando la tierra y sintiendo a las personas queridas con sus pequeñas miserias...A veces hasta en eso es bueno tomar distancia y dejar que las cosas simplemente sucedan. Os dejo...


CON MI LUGAR EN EL MUNDO...





domingo, 8 de septiembre de 2013

REVOLUTIONARY ROAD


    Uno se queda tocado y hundido cuando cae el telón de esta adaptación de la novela "Vía revolucionaria" de Richard Yates, expresión más que apropiada si consideramos el carácter eminentemente teatral de esta pequeña joya del celuloide que sirve para unir en la gran pantalla, una vez más, a estas dos bestias de la interpretación cuya química es una celebración escénica, en toda regla, de madurez envidiable y de solvencia. No negaré que la Winslet es mi debilidad junto a Moore o la Kidman y afirmo que Di Caprio me suele dar cierta grima en su grandilocuencia...Pero cuando hay que quitarse el sombrero uno es un señor... El director es Sam Mendes, alguien a quien admiro profundamente por otra gran "radiografía humana" como es "American beauty".
    No desmenuzaré el argumento, porque para eso ya tenemos a nuestra Troyana, especializada en "Anatomía fílmica con delicadeza reflexiva"pero si comentaré algunos momentos y sensaciones que merecen ser compartidos...
1- El eterno debate entre lo que se "tiene que hacer" o lo que "uno siente que quiere hacer", se sirve en la mesa desde el inicio...ella actriz...él bussiness man con opciones a escalar en el complicado mundo empresarial... y también está "el sueño americano", cómo no, dispuesto a corromperlo todo y a sembrar la desidia en ese mundo de aparencia en el que tan bien parecen desenvolverse sus personajes...
2- La conexión de April Wheeler (Winslet) con el título viene determinada por la necesidad de un cambio existencial urgente que sufre el personaje para salvar la vida de su pareja, la suya propia y el sentido de su convivencia. A mi me recuerda a Nora Helmer, un personaje teatral que revolucionó la literatura universal con su decisión transcendente. Para los que hayan leído o visto " Casa de muñecas"... ya sabéis de que hablo. Para los que no... una invitación. April, como Nora, no soporta la idea de abandonarse a la monotonía y a la desesperante idea de una vida organizada y aparente.
3- El personaje del "loco atormentado" (que interpreta, magistralmente, un desconocido Michael Shannon) representa, bajo mi criterio, la clarividencia y la cordura en un mundo de corderos sin voluntad. Se trata del hijo desequilibrado de unos amigos de los Wheeler y posee una de las mejores escenas de toda la película. Aquella en la que retrata a los protagonistas, cual analista social sin remilgos ni ganas de complacencias, mostrándoles el reflejo real del escapismo y la falta de voluntad de la que adolecen en ese espejo en el que jamás se han observado. La vacuidad de una existencia que cree vivir de la felicidad, pero sólo se nutre de subsistencia. Su poética crudeza es una delicia.
4- La ficción, vivir de la ficción, vivir en una mentira, aparentar... y querer ser de verdad. Ya sabéis que aquí, en mi pequeño lugar... me gusta hablar no sólo de las certezas, sino de los caminos que construyen esas certezas alguna vez en la vida. La película es una buena bofetada a esa parte de cada uno que acepta lo que viene sin cuestionar... Como yo estuve instalado allí, en ocasiones estoy y es probable que en un futuro siga estándolo en pequeñas parcelas de mi vida... me viene bien el visionado y también la recomendación. No os la perdáis. Lo remueve todo. Besotes.