Llegando al final de un camino largo y elaborado, vislumbro finalmente la luz... Todo un año de experiencias escénicas dejan su fruto y la verdad... entre nosotros... estoy exhausto. La docencia es un acto de generosidad y la teatral añade al esfuerzo de la enseñanza, la capacidad de ponerse en la piel del otro, la psicología en el trabajo, la paciencia y el espíritu organizativo. Con todo lo sacrificado que resulta a lo largo de una jornada de doce horas... hoy, aquí y ahora, me sigue compensando. Esa es la verdad. Me continúa fascinando ser partícipe directo de todas las fantasías que cobran vida en la escena y viven y reviven en las mentes, emociones y sensibilidades de los espectadores. Hoy, a punto de cerrar un nuevo capítulo profesional repleto de vivencias, os quiero dejar con retazos de lo que es, ha sido y será un año de teatro, por que lo mío, ya sabéis, es puro teatro. Besos y entended mis silencios, desde esa perspectiva. Os quiero.
El mundo es guiado por el artificio y en la era de la imágen, este propósito, es lo más autentico que, creo, puedo reivindicar.
domingo, 30 de junio de 2013
TEATRO, LO MÍO ES PURO TEATRO
Llegando al final de un camino largo y elaborado, vislumbro finalmente la luz... Todo un año de experiencias escénicas dejan su fruto y la verdad... entre nosotros... estoy exhausto. La docencia es un acto de generosidad y la teatral añade al esfuerzo de la enseñanza, la capacidad de ponerse en la piel del otro, la psicología en el trabajo, la paciencia y el espíritu organizativo. Con todo lo sacrificado que resulta a lo largo de una jornada de doce horas... hoy, aquí y ahora, me sigue compensando. Esa es la verdad. Me continúa fascinando ser partícipe directo de todas las fantasías que cobran vida en la escena y viven y reviven en las mentes, emociones y sensibilidades de los espectadores. Hoy, a punto de cerrar un nuevo capítulo profesional repleto de vivencias, os quiero dejar con retazos de lo que es, ha sido y será un año de teatro, por que lo mío, ya sabéis, es puro teatro. Besos y entended mis silencios, desde esa perspectiva. Os quiero.
domingo, 16 de junio de 2013
NEW YORK PART.III
depurada en el noble arte del patinaje, aquel eterno y maravilloso día en el que decidimos asomar la cabeza por el Bronx por aquello del desafío personal y de conseguir derrocar el malogrado mito de nuestra infancia... Bueno, ese mismo día, nos deparaba una última y rocambolesca sorpresa que cambiaría nuestra percepción de la ciudad.
Acababamos de cenar en un cuchitril del Soho. Extenuados por la intensidad de la jornada, cogimos el metro de regreso a Port Authority, una vez allí tomaríamos un bus para finalizar nuestro periplo en el Hotel de New Jersey donde nos hospedábamos. En el vagón reinaba el silencio. Las conversaciones sonaban como murmullos distendidos y casi narcotizantes. De repente, sin más, justo antes de detenernos en nuestra parada... Un hombre de color con abrigo y gorro (Como tantos pudimos ver durante nuestra estancia) se abalanzó sobre uno de mis colegas y le golpeó con fuerza en la cabeza, con un objeto no identificado, pronunciando unas palabras que jamás desciframos y que suponían una amenaza en sí mismas...
Después, en apenas dos segundos, el tipo aprovechó que el vagón se detenía y descendió sin más...Diluyéndose en el profundo anonimato y dejándome frente a un miedo paralizante que tuve que disipar en cuanto comenzó a brotar sangre a raudales y la histeria cobró cuerpo. Qué insignificante se puede llegar a sentir uno cuando te agreden con esa contundencia. La ciudad luminosa y chispeante se transformó en una bestia capaz de engullirlo todo, hasta la ilusión de permanecer. Por unos instantes temí por su vida, desconocía la gravedad de la lesión y él no paraba de gritar... Fue horrible.
Cuando llegué al hotel pensé en todo lo que habría podido suceder... En lo fácil que es llegar a sentir el reverso del destino, en lo infinitamente insignificantes que somos cuando una ciudad es capaz de decidir que la balanza se incline hacia el otro lado, en lo importante que es vivir sin miedo, en lo esencial que resulta tener sangre fría, en lo responsable que me sentía sin que los acontecimientos tuvieran nada que ver conmigo o mis decisiones... pero, sobre todo, en que la magia de la ciudad no había perdido un ápice de su fuerza, conocer su lado oscuro diseñó un paisaje todavía más atractivo del lugar. Tenía que desterrar lo idílico y comenzar a aceptar lo oscuro, lo miserable, lo que escondemos en el subconsciente y que jamás permitimos salir por miedo a que sea real... Como en la vida, nutrirse de sueños que sólo sostienen nuestros temores, es aceptar una gran e irrevocable derrota. Nueva York sigue siendo intensa...pero también jodidamente cruel.
domingo, 2 de junio de 2013
RADIOHEAD
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