martes, 31 de enero de 2012

OMBRES






Bebiendo los restos de un sueño en penumbra
despierto en silencio, mecido en la cuna
bañado en sudores, en un mar de dudas
percibo presencias de  miedo y vigilia.

                              La extraña visita de un mar de figuras
                              desnudas, abruptas, inertes y oscuras
muñecas que visten la dicha de bruma
letales señoras, fugaces y altivas.


Pacientes miradas que observan mis cosas
que pintan la luz de mil formas hermosas
ahogando el deleite jovial de las horas
no esconden su llanto, ni sienten premura.




No es fría, ni tenue, tampoco es austera
la voz que hipnotiza el reloj y su estela
silencio cantando una nana de estrofas
que hielan la piel y el color de las rosas
espectros de nada, dolor y quimeras
limpiando la hiel de palabras sinceras.



Extienden su manto, sacuden su pena
y envuelven mi alma de alguna manera
Deseo tocarlas, pero ellas no esperan
dos cuerpos me invaden con voz de sirena
uno en el suelo, arrastrado, sediento
el otro erguido y aliado del viento.
Me palpan, me hurgan , me quieren, me sueñan
las sombras me alejan de las primaveras
Esclavo de zarpas con tacto de fieras
No temo el destino, no quiero temerlas.



domingo, 22 de enero de 2012

MELANCHOLIA




  Que el señor Trier es un irreverente, lo sabemos. Que sus postulados vitales a parte de nihilistas y catastrofistas navegan en la espesura, no es una novedad. Que sus vástagos suelen ser personajes miserables, incomprendidos, desubicados, solitarios y raritos... tampoco es una sorpresa para nadie. Pero, hay algo en su forma de narrar, en su peculiaridad que me tiene fascinado desde aquel "Breaking the waves”. Melancholia ha salvado la papeleta de su predecesora "Anticristo" que navegaba entre géneros y resultaba inquietante (de forma gratuita e insostenible) a la par que bizarra. Su apuesta es clara y coloca al espectador ante esa disyuntiva, propia de las creencias, que obliga al ser humano a aceptar con mayor o menor resignación el fin de su existencia, cuando llega el fatídico momento. Ya no se trata tanto del estilo "dogma", con sus vivos movimientos de cámara, sus primeros planos desenfocados y los silencios sostenidos en el tiempo. No es sólo el elenco de actrices a las que siempre hace brillar a voluntad (Kidman, Bjork, Watson, Gainsbourg...) el reparto completo está  fenomenal en esta última incursión, especialmente ellas: Dunst, Gainsbourg, Rampling. Sino más bien, su capacidad para impregnar de esencias, de atmósferas y ansiedades a quien se escuda tras la pantalla. Poniéndonos como espectadores, irreversiblemente, en el mismo ojo del huracán. Dosificando la ansiedad, la impotencia, el dolor o la incomprensión a cuentagotas, hasta asestar el implacable mazazo final. No sé si estoy de acuerdo con su ideología, pero si creo en su poder de servir un plato de mal gusto sin digestivo para sacudir conciencias. Estoy cansado del arte vacío y los creadores inspirados en modelos aprehendidos o en sí mismos. Trier se lanza a la piscina cada vez y consigue que se muevan las entrañas. Amarle u odiarle es anecdótico. Lo importante es saber interpretar nuestros sentimientos, y lo que en ellos provoca, cuando vemos una de sus propuestas. El arte no es sólo entretenimiento y distracción es cuestionamiento, crítica y reflexión y en eso, él es un maestro. Hacía tiempo que no viajaba con los sentidos, que no se me movía todo por dentro hasta perderme en el imaginario. Tuvo que ser un planeta, tuvo que ser la duda, tuvo que ser la melancolía, tuvo que ser LARS.





martes, 10 de enero de 2012

ROMA, SIEMPRE ROMA.

Aliento de un palpitar
Que ceñido en traje viejo
No quiere admitir ya consejos
Por ser su voz ancestral.



Caricia de brisa brava
Despertando sin pudor
La espina de mi dolor
Entre susurros quebrada.

Luz de tardes infinitas
Oteando un horizonte
Que nunca se corresponde
Con las pasiones descritas.




Aires de fiesta, fanfarrias
Sonando en mil corazones.
Días de olvido y canciones
Exhalando vitales ansias.

Así te he visto, mi Roma
queriendo quererte sin prisa.
Aunque más allá de la risa,
limpia y clara de tus calles,
no hallé suspiros ni males
de esos que siempre brotan.


 

Sino dicha, alborozo y gentes
gritando un sinfín de versos
por miedo que al contenerlos
quedara un vacío inerte
allá donde crecen fuertes
los matojos del sendero.

Lejos de bellos romances
de quimeras anheladas
me seducen más tus miradas
de brillo sutil como antes.
Antes de que el estruendo
calle el rumor de la magia 
quiero decirte sin rabia
que en ti, encontré un momento.
Hay un aroma vivo
hay un fulgor que asoma
hay que seguir camino...


Quizás me lleve hasta Roma.