Bebiendo los restos de un sueño en penumbra
bañado en sudores, en un mar de dudas
percibo presencias de miedo y vigilia.
La extraña visita de un mar de figuras
desnudas, abruptas, inertes y oscuras
letales señoras, fugaces y altivas.
Pacientes miradas que observan mis cosas
que pintan la luz de mil formas hermosas
ahogando el deleite jovial de las horas
no esconden su llanto, ni sienten premura.
No es fría, ni tenue, tampoco es austera
la voz que hipnotiza el reloj y su estela
silencio cantando una nana de estrofas
que hielan la piel y el color de las rosas
espectros de nada, dolor y quimeras
limpiando la hiel de palabras sinceras.
y envuelven mi alma de alguna manera
Deseo tocarlas, pero ellas no esperan
dos cuerpos me invaden con voz de sirena
uno en el suelo, arrastrado, sediento
el otro erguido y aliado del viento.
Me palpan, me hurgan , me quieren, me sueñan
las sombras me alejan de las primaveras
Esclavo de zarpas con tacto de fieras
No temo el destino, no quiero temerlas.