jueves, 24 de julio de 2014

40.



Cuarenta años de vida, sin olvidar la muerte ni sus condenas que tanto enseñan. Cuarenta pasos queriendo querer sin torcer el hocico, alimentando el alma de ecos y voces cálidas, de palabras bonitas, desnudas y amargas, de sonrisas y alientos, de caricias…cómo no… llenas de buena intención. Obstinado a veces, otras tantas ávido de reposos improbables; siempre curioso eso sí, espiando entre juncos mientras el horizonte florece con destellos que se encaraman a mi mochila para no descender jamás. La inquietud, ese arma de doble filo, que evoca mis desvelos y despierta la fascinación por aquello que cosquillea las entrañas, aquello de lo que me es imposible prescindir… qué carga y qué deleite, aditivos de una vida voraz que intento domesticar cada día. Cuarenta formas de emprender el camino, ese que conduce de nuevo a las raíces, las mismas que si se niegan te convierten súbitamente en sombra o en nebulosa perpetua haciendo de la vida un tránsito y de ese tránsito una tortura de vacíos y noches. Camino que procuro pintar con los colores que despiertan tanto mi melancolía, como alguna risa fugaz adormecida bajo la copa de un árbol. Cuarenta miradas vigilantes que protejo y admiro, que consiguen elevarme con frecuencia… Que provocan lágrimas dulces y un deseo loco por entregarles los mejores versos, los que aún no escribí… los que pudieron ser dichos en el tiempo… los que evocaron emociones o recuerdos alguna vez, en algún corazón. Cuarenta instantáneas de los viajes del inconsciente y también de mis pasos por este loco planeta, cuarenta escenas interpretadas o guiadas, sentidas o proyectadas en este hemisferio de mi Ítaca… Cuarenta respuestas seguramente…o no? Quién puede saberlo. Prefiero ser ignorante. Seguiré investigando las características del crepúsculo, para ver si aprendo a describir los tonos de una despedida sin resultar dramático… Tengo el resto de mis días, los que sean, para alcanzar ese elixir… Agradecido quedo con cuantos me quisieron, quieren, quieran o querrán algún mañana desconocido. El “Ser, hoy y aquí" resulta un tanto vacío sin su contenido, sin lo andado. Yo soy, o he sido, caminante porque voces sabias me enseñaron a hacerlo. Nada soy ni seré si olvido esa circunstancia. Así pues cierro los ojos… respiro… y cuento hasta cuarenta.

12 comentarios:

  1. ¡Cómo se puede ser tan jóven! Muchas felicidades.
    Y un fuerte, fuerte abrazo

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    1. Mi juventud...nunca mejor dícho, está rebosante de nuevos deseos y proyectos... Quiero vivirlo. Un beso precioso.

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  2. Los 40 son ese momento dionde has vivido casi tanto, como lo que te puede quedar por vivir. Donde hasta ahora seguramente has construido la vida que la sociedad espera de ti, y tu entorno y tus anhelos y ahora empieza donde tu debes de vivir lo que realmente quieres y puedes vivir.
    Y tus 40 querido melvin son los de un viajero intenso, locuaz, sensible, Lo siento en tu piel cuando te cojo de la mano y cuando rebusco en el fondo de tus brillantes ojos. y se abre un universo de posibilidades. Tantas cosas por vivir, tantas vividas...

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    1. Y el misterio de lo desconocido es ese aliciente necesario para desvelar las incógnitas por venir... Gracias amiga por tus palabras siempre reconfortantes... Besotes.

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  3. intenso grandioso tu relato
    Un abrazo desde el sol de Miami

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    1. Un beso Mucha... Tan intenso como los 40 años vividos.muaka.

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  4. Yo tendría que contar unos cuantos más jajaja.

    Tus cuarenta años muy joviales, aventureros, te transmito una bellísima persona, así te veo, amigo Melvin, me alegra mucho venir a felicitarte en tu cumpleaños.

    Muchas felicidades.

    Y me quedo con tu bella frase:

    El “Ser, hoy y aquí" resulta un tanto vacío sin su contenido, sin lo andado.

    Un beso.

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    1. Pues sí... Lo mejor de este largo camino es que siga hacia adelante...jejeje... Un beso wapa, gracias por tus bellas palabras.

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  5. ¡Es una edad estupenda! Muchas felicidades y 40 besos y abrazos

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    1. El inicio de un nuevo ciclo, al menos... Jejeje... Besotes y muchas gracias Moisés.

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  6. ...y qué más da,si al final,cada día se empieza de nuevo y lo vivido no siempre sirve,porque para ello tendríamos que vivir dos vidas y además iguales.Es fundamental,o me lo parece,no perder la curiosidad y las ganas de vivir,de crecer,de arriesgar...a pesar de las derrotas y las cosas que no terminaron de salir como esperábamos...después de todo,lo imprevisto acecha,y la vida,por mucho que creamos llevar el control,siempre nos supera.
    Un abrazo chavalín

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    1. Cómo bien dices qué importa si cada día es en sí una aventura nueva e ilusionante... Nos queda vivirla y hacer de ella un motor de curiosidad y constancia... Vivir aprendiendo de los conflictos y saboreando la luz y el brillo de cada pequeña cosa inesperada... Besitos querida, espero que estés bien...

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