viernes, 28 de febrero de 2014

LA GAVIOTA II

   


 Surcando los crepúsculos infinitos del Atlántico, con el pensamiento bañado en la Plata turbia de aquel lugar tan hostil y el corazón aún doliente por la acción del Albatros, recomponiéndose en definitiva entre aleteos y lágrimas, nuestra Lárida amiga ahogó voluntariosa sus alaridos al divisar la costa africana. Un eco hipnótico supo acallar sus tormentas, una melodía ancestral de tribales resonancias vistió el aire, meciendo el frágil cuerpo de la gaviota en un contoneo inquietante y angustioso. Su mirada se nubló esta vez por un estremecimiento sensitivo, esclava de la musicalidad que ascendía inevitable y también de la incipiente Buena Esperanza que se divisaba allá en el Cabo. "Un nuevo comienzo -pensó- Me gusta". Toda la fuerza de aquellas tierras salvajes agitó sus alas, creando un balanceo constante que no sólo guardaba relación con los convulsos acontecimientos de los humanos, reivindicando sus etnias y llorando a su líder recién enterrado entre fanfarrias y falsas apariencias... También provenía de antiguos poblados y civilizaciones extintas, de cacerías y matanzas, de predadores amilanados sin presa y especies únicas sin partenaire con quién cerrar el ciclo vital o andar el último camino. A duras penas logró sobrevolar aquel país tan intenso, comprendiendo la complejidad de las civilizaciones y relativizando su propia miseria, mientras los ecos de la vida sudafricana sacudían su cuarto trasero con caricias accidentales ya, que iban languideciendo poco a poco. En el horizonte surgió, casi mágicamente, una nueva silueta, más acogedora y cálida aunque igualmente convulsa. Una isla alargada que daba cobijo a extrañas formas y que proyectaba un clima ciertamente misterioso ¿qué sucedía en aquellas tierras africanas? ¿A qué se debía tanta inestabilidad? Su pregunta sólo podía obtener respuesta si descendía y preguntaba... Como buena gaviota que era, su curiosidad pudo más que su prudencia; aunque en Sudáfrica no tuvo arrojo suficiente para hacerlo pues todavía coleteaba la leyenda de su tatarabuela muerta trágicamente entre las fauces de un "Gran Blanco"... La historia había sido contada tantas veces de una forma tan sádica y descriptiva que desde bien pollo supo que jamás pondría la pata en esa tierra inhóspita bañada de escualos. Sin embargo Madagascar respiraba un aire más cálido, sus habitantes lejos de mostrarse inaccesibles resultaban, cercanos y hogareños. Demasiado, tal vez. Nada habían aprendido con el paso de los años. Esta cualidad tan impropia de los animales había supuesto un nefasto e irreversible golpe para la isla. Sus pobladores, incapaces de establecer límites ante invasores y visitantes no deseados, habían dejado libre acceso a su amada tierra a todo aquel que deseara visitarla. Sus límites geográficos, lejos de ahuyentar el expolio, supusieron una barrera física para la supervivencia. La mayoría de ellos no sabía nadar y ni siquiera podía considerar la opción de desplazarse más allá de las nubes de humo y los árboles caídos. La gaviota enmudeció ante la arrolladora circunstancia ¿Cómo puede un pueblo entero someterse sin más ante la ley bárbara? ¿Por qué los masacrados callan y se dejan hacer sin oposición? Para su asombro seguían siendo gentiles y no querían olvidar su esencia. Envuelta en sus propias reflexiones, nuestra amiga tuvo ocasión de preguntarle sobre aquel asunto a un Lémur que pasaba por allí con su semblante apacible y una sonrisa cautivadora. Era el único superviviente de toda una familia de primates, secuestrados para ser expuestos en uno de esos lugares donde te lanzan cacahuetes y te invitan a intimar con buenas maneras"¿A qué se debe tanta negligencia?" -Inquirió la gaviota- "No somos nosotros los que hemos de cambiar" -contestó el Lemur sin detener su paso- ¡La tierra es de todos!- Añadió mientras se encaramaba a un baobab para iniciar su meditación de todos los días. La gaviota permaneció de pie sobre el polvoriento y rojizo suelo sin decir nada y pensando que tal vez la equivocada era ella, su educación proteccionista y ese empeño por la territorialidad tan impropio para un ave que tiene, per se, la capacidad de volar. Después de dibujar este pensamiento y borrarlo, alzó el vuelo  emigrando hacia otro lugar para seguir en su particular empeño de descifrar los enigmas de la vida.

16 comentarios:

  1. Estupendo relato. Y muy oportuno.
    A menudo pienso en otros emigrantes cuando veo las aves en formación que sobrevuelan Madrid. Y en mi mismo en otros tiempos, soñando en volar : "si yo pudiera unirme a un vuelo de palomas y atravesando lomas dejar mi pueblo atrás"...

    Un abrazo

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  2. Todo y no siendo fácil... Hemos de reflexionar sobre lo que supone ese desplazamiento... De dónde nace y hacia dónde nos lleva... Los que vivimos sin la necesidad imperiosa de emigrar... Olvidamos preguntarnos qué mueve a los demás a hacerlo... Besotes querido mío.

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  3. Ahora mismo me cambiaba por ella.

    Excelente como siempre.

    Saludos.

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    1. Yo también Toro... Por ser vuelo, decisión y cambio... Los tiempos se asientan sobre cimientos poco fiables... Besotes.

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  4. Cuantas cosas para debatir, para pensar ... la necesidad de emigrar, la capacidad para aguantar al opresor. y sobretodo cuantos enigmas sin respuestas , es oportuno volar? o quedarse no es una opcion
    Tantas preguntas...

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  5. Ese es el propósito de esta gaviota Xanita... Intentar descifrar esos enigmas de la vida... Aunque entre tú y yo... No sabe de la complejidad humana y es demasiado ingenua odavía...ja vorem... Besitos amor.

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  6. Me ha encantado... Creo que los habitantes de esa tierra, a pesar de perder tanto, saben lo que hacen, conservar su esencia. Y la respuesta del Lemur, es... lo que creo,

    Muchos besos.

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    1. Nos hace falta sentir con más claridad que pertenecemos a una tierra universal... Flaco favor han hecho barreras y fronteras para la integración... Lo increíble es que sigamos son querer verlo...Besotes Misterio, seamos lémures todos...jejeje...

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  7. Bellísimo, la libertad de las aves, sus alas; todo aquello que nos falta.
    me hizo recordar a unas rimas de una canción, Pueblo Blanco, de Serrat.

    Escapad gente tierna
    que esta tierra está enferma,
    y no espereís mañana
    lo que no se os dió ayer,
    que no hay nada que hacer.
    Toma tu mula, tu hembra y tu arreo,
    sigue el camino del pueblo hebreo
    y busca otra luna.
    Tal vez mañana sonría la fortuna.
    Y si te toca llorar
    es mejor frente al mar.

    es más, la voy a colocar en mi blog.
    saludos, muy bello por aquí. te seguiré. :)

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  8. Nele, bienvenida... Me encantan estas visitas inesperadas. Gran poeta Serrat y grande tu sensibilidad por saber apreciar las virtudes de unas alas y de alzar el vuelo...Besotes.

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  9. El lemur sin problemas, claro, porque Madagascar es un paraíso, por lo que me ha contado mi padre, claro. Habría que ver en esta fábula cual es el papel de nuestro ministro del interior. Triste asunto el de la inmigración, más cuándo nos olvidamos que en estos momentos nosotros volvemos a ser inmigrantes y que, a lo largo de la historia lo hemos sido, y que hemos crecido gracias a ello.

    Bicos Ricos

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  10. No es un tema sencillo... pero lo que sigue siendo intolerable es que juguemos a conducir el ganado por remesas, que lo marquemos y que lo delimitemos y que tomemos decisiones cruciales en las que no intervienen...lo de dispararles mientras nadan y les flaquean las fuerzas... eso es otro tema... Yo me quedo con el Lémur... besotes.

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  12. Te envié un mensaje Uno... A ver si hay suerte... Besotes.

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  13. ¡Qué bonito, Melvin! Alzar los vuelos para volar hacia alguna parte para descrifrar los enigmas de la vida... he sentido por unos instantes la libertad desde una gaviota.

    Un beso, Melvin.

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    1. Podemos serlo María... Y procurar no alterar la intención original del ser humano que es luchar por su libertad desde el respeto a los demás... A TODOS!!! Qué difícil resulta sin alas... Besotes.

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