lunes, 15 de julio de 2013

LA VIDA EFÍMERA DEL CARACOL



Siempre he sido cuidadoso con las infinitas manifestaciones de la naturaleza. Si alguna vez olvidé que soy una pieza más en este maravilloso engranaje de recursos y seres, siempre sucedió el hecho recordatorio, la perfecta llamada a la humildad, el eco incuestionable de una conciencia universal de pertenencia. Y no es esta una proclama de mi participación en agrupaciones ecológicas, no, nada que ver. Es mi necesidad de dejar constancia de una anécdota curiosa que me ha tenido absorbido estos días... "La vida efímera del caracol". Regreso a casa tarde, el coche avanza destilando acordes armónicos y el fulgor rabioso de mi regreso al hogar. Es tarde, en torno a la medianoche. La climatología impropia de estos albores estivales, humedece el asfalto e invita a las criaturas de la noche a manifestarse espontáneamente. Erizos, liebres, alguna rata, un zorro, creo que unos cuantos sapos y una pareja de mochuelos... Pero nada comparable al manto de caracoles que cubre la carretera, como si de una invasión se tratara. Cientos, miles de ellos, pequeñas motas de blanco nacarado en el funesto camino. Instintivamente proyecto hacia los neumáticos el deseo de evitar la masacre, el volante responde alocadamente a mis propósitos. Dibujo eses, una respuesta pueril a mis ansias de evitar la catástrofe. Los más pequeños fenecen bajo el inevitable frenesí de las ruedas, los de más tamaño, forzosamente más visibles, son 
objetivo de mi caridad heroica o de mi mala conciencia...Terrible paradoja selectiva. Efímeras vidas. Se produce el inexorable paralelismo entre los gasterópodos y los humanos... Qué fragilidad la nuestra, qué indefensión constante frente a los acontecimientos. Me siento caracol, me siento asesino, me siento... muy incómodo y me invade la tristeza más primitiva que pueda existir, esa que nos recuerda que a pesar de haber olvidado las raíces, seguimos siendo animales. Soy ejecutor sin querer serlo, verdugo maniatado al volante de una máquina convulsa e inmisericorde. Su fragilidad es también la mía y sobrevivir una casualidad favorable, nunca percibida desde esta óptica babosa. 
Al día siguiente, amaneció un día plenamente veraniego y soleado, mientras paseaba a Tana, esa jovencilla que ha puesto su cara por mi en el perfil....jejeje... Me vi a mi mismo cogiendo todos los caracoles y lanzándolos a la hierba...aquellos que había en el asfalto, en la tierra yerma o aislados de la vegetación esperando la improbable lluvia adheridos a un muro resecado que no da más de sí.... Si me hubieran visto los del National Geographic, me reñirían por intervenir en el proceso vital de otros seres... Pero esta intervención se me antoja necesaria para sentir que en el devenir de los acontecimientos uno puede hacer el mal involuntariamente, pero también el bien muy voluntariamente... Y si me alejo de las proyecciones de vulnerabilidades humanas sobre la figura del caracol... solo veo que, que esa vida efímera, puede prolongarse con una pequeña acción que no cuesta nada. La pregunta es ¿Haría lo mismo con las cucarachas???

14 comentarios:

  1. Efímero... Frágil... Mortal... Qué vértigo da pensar en estos adjetivos que los vemos muchas veces tan lejanos de -"nosotros" los humanos=seres superiores- y que de pronto sucede algo inesperado y nos devuelve la lucidez que solemos esconder para no ver la realidad. Muy buen texto, Mel. Entre caracoles y salvatajes necesarios, deslizas con mano experta un texto para la reflexión. No sé si haría lo mismo con las cucarachas, pero con las hormigas, seguro! Hasta con las hormigas coloradas que me han dejado más de un picotazo en las piernas! ;-) Abrazo fuerte, querido Mel!

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    1. Sigo salvando a las arañas del irrevocable final... O los peces de plata que caen en la bañera... Para mi no hay diferencias y cada día me levanto con el convencimiento de que no soy mejor que cualquiera de ellos.... Sólo ña pieza más. Amiga, el día que lo olvidemos la naturaleza vendrá a recordárnoslo. Besotes. Y un abrazo especial.

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  2. Tuve una experiencia similar pisoteando irremediablemente montones de cangrejos mientras intentaba protegerme de una tormenta.¡Y en sandalias! No he vuelto a probarlos.

    De todas formas, nuestra relación con los otros animales no deja de ser extraña. Espachurramos cucarachas y cuidamos primorosamente de los gatos. Nos preocupan los toros o los perros pero no los gusanos o las avispas. Exterminamos moscas, matamos pollos y protegemos águilas. Eso por no hablar de la pasta gansa que se ha gastado Televisión Española en la causa del abejarruco. Con la de homínidos que necesitan ayuda.

    Un abrazo

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  3. Así somos, nos gustan las contradicciones... Nos encanta cerrar la muralla, como dirían ellos, a todo lo diferente, extraño o pérfido desde el punto de vista de los humanos. Que me explique alguien qué daño puede hacer un erizo... y sólo hay que ver las carreteras... En fin amigo Uno, yo abogo por su causa, ea... Besotes.

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  4. No es la primera vez que rescatas algo de en medio del asfalto para retirarlo hacia la vegetación...Me parece muy bien, eso sí, sólo tú alcanzas el grado de sensibilidad suficiente para hacer estas cosas. ¡Estás hecho molusco!

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  5. La cosa es ponerse en la piel del otro, aunque tenga caparazón... Molusco??? Por qué no.... Besotes.

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  6. Sospecho que haríamos lo mismo hasta con algún caracol.

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    1. Ese es mi temor, esa es mi denuncia... El mundo también funcionaría sin nosotros.... Besotes.

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  7. Los humanos no tenemos piedad ni de los propios humanos.

    Saludos.

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    1. Tanto narcisismo.... Ummm, ya se sabe, se acaba uno instalando en un trono que no le pertenece... Y eso es tan peligroso... Besotes.

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  8. Todos somos animales, pertenecemos a esta vida que es el escenario de la naturaleza, lo que pasa que hay animales que lo somos más los humanos que los propios animales.

    De niña me gustaba coger caracoles y cuando tenía uno en la mano, le cantaba la canción: "caracol col col saca los cuernos al sol que tu padre y tu madre también los sacó" y ... ¿sabes? el caracol sacaba los cuernos jajajajaja y yo tan contenta jajaja ¡qué tiempos!

    Un beso, amigo Melvin y feliz fin de semana.

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    1. Pues eso es lo que me pasa por la cabeza, querida.. que más de uno debería aprender de la animalidad para humanizarse...Jejeje... Buenos pensamientos para ti también. Besotes.

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  9. Lo puedes tener claro, con las cucharachas no harías lo mismo ni de coña... sabes que su existencia en el planeta está prácticamente garantizada aunque tirasen no sé cuántas bombas atómicas... y que los caracoles tienen en el planeta, en principio un paso efímero... es cuestión de cariños.

    bicos ricos

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    1. Debe ser que despiertan nuestra ternura... Pero es cultural, porque los dos crujen si los pisas...jejeje... Besotes.

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