TRIÁNGULO.
Es curioso como esa geométrica expresión de perfectos trazos se transforma súbitamente en un tobogán recorriendo sin celo las medidas exactas que separan un vértice de otro... Haciendo de las líneas una insinuación sugerente que provoca descomponer las regulares formas del equilátero para construir, como por arte de magia, un escaleno no apto para escaladores precoces. Del isósceles mejor no hablar, resulta tan inaccesible y poco solícito... Isósceles... hummm... sólo pronunciar sus fonemas desata la ira de cualquier insumiso... Isósceles... Casi obligado a doblegarse ante el gran Tótem de los ángulos... No... Pero a la vez, sí... Una provocación constante. Qué fascinantes resultan. Cuando Eduardo pensaba en acariciar su sueño lascivo más recurrente, un sueño de esos que no se cuentan salvo que te abandones a los estupefacientes o a la nostalgia más letal, siempre pensaba en triángulos. El placer oculto que escondían en su imaginario tres cuerpos dispuestos a entregarse a una batalla de fuego y conquistas, desataba coreografías voluptuosas donde el roce de la piel o el vello erizado eran sólo el preludio de una apoteósica partitura de acciones y silencios. Nunca había traspasado aquella barrera, nunca había ocupado su tiempo en elaborar encuentros físicos de verdad. Eduardo era de esas mentes libres que jamás huyen del refugio de su intimidad para que no se deshaga la mágica burbuja de la creencia. Allí , resguardado de la mirada física, resultaba relativamente sencillo entretejer las complicadas maniobras de sus fantasías. Buscaba un rincón de oscuridad implacable, perfumada en aromas evocadores y con una música tenue, como una letanía. Con poco más creaba a las figuras sobre su mirada anhelante, con una precisión pasmosa, casi matemática y comenzaba así el intercambio de todo aquello que su mente era capaz de imaginar con la precisión de un pintor naturalista. Eduardo gemía mientras componía formas triangulares entre sus manos y los vértices de los otros cuerpos... Gemía porque la química de los cuerpos reales era sustituida por una nada desdeñosa maquinaria de perfectos y eróticos ángulos sobre los que verter su pasión. La felicidad fugaz de su vida se vestía de gala en aquellos remotos instantes de entrega invisible. Tan de verdad. Cuando terminaba la música, o se extinguía el incienso... o incluso cuando se escuchaba la voz insidiosa de algún vecino trasnochador... despertaba de su letargo y ya no veía triángulos, ni siquiera ángulos, por no hablar de los cuerpos... tan solo una soledad indescriptible que paliaba a duras penas con golpes de cepillo y un dentífrico blanqueador y asalvajado salpicando el espejo del baño a modo de exorcización de sus malos pensamientos. Lo peor de todo era la culpa. Culpa por mirarse y avergonzarse, por sucumbir ante la aplastante contundencia de su quimera bizarra. la única que disipaba las nubes de su horizonte y confería a su mirada un brillo de ilusión naciente. Triángulos...yo sólo quiero trazar triángulos... Cuando pensaba esto, su dedo índice se elevaba como un resorte y dibujaba sobre el espejo un isósceles al que otorgar todos sus miedos.
Qué lindo tu escrito he ido trazando con mi pensamiento ese triángulo y escuchando la mágica música, e incluso oliendo esos aromas evocadores, y es que la imaginación cuando vuela llega muy lejos.
ResponderEliminarUn beso.
Tan, tan lejos que... A veces se hace difícil no evadirse del todo para evitar tocar el suelo de esa cruda realidad que nos asola... Besotes.
EliminarPues no soy yo muy de equiláteros, aunque los equiláteros tienen esa gracia a la hora de hacer figuritas, así te lo digo. Yo soy más de isósceles, siempre me dieron suerte en mis exámenes de matemáticas, aunque, me da a mi que este post no habla precisamente de matemáticas... intuición mía.
ResponderEliminarBicos ricos
Intuyes bien querido mío... Aunque, bueno, las matemáticas cumplen su misión en la labor de crear perfectos trazos... Ya sabes... Besotes.
EliminarRecuerdo una fiesta en los 70 entre universitarios progres un poco atontaos y una bomba sexual argentina abandonando despavorida la fiesta al grito de" ¡aquí los hombres solo me hablan de matemáticas!.
ResponderEliminarTu geometría le hubiera encantado pero no mas que a mi. Genial.
Jajajaja... la puedo visualizar con su dignidad femenina herida bajo los efectos de esa intelectualidad trasnochada que huía de cualquier compromiso que no fueran las raíces cuadradas... Qué buena anécdota... merece una historia.....besotes.
EliminarUn triángulo es una figura estrictamete convexa, y de toda la geometría, la más estable.
ResponderEliminarCada punto dado pertenece a dos segmentos exactamente.
Gracias por este anexo tan instructivo. Besotes.
EliminarEmpiezo a ver el isósceles con otros ojos...
ResponderEliminarNo te fíes mucho de él.... ya sabes lo que quiero decir..besotes.
EliminarCon este texto te has lucido, Mel! Fuiste y viniste. Nos llevaste de las narices y te juro que pude verlo a Eduardo y ese tremendo laberinto en el que se encuentra. Porque nada más terrible que cuando estalla la burbuja y solamente queda trazar líneas en los espejos. Tú eres un hechicero, guapo! Y no sabes lo que se agradece encontrar instantáneas como la que has trazado! Besazo porteño, amigo querido!
ResponderEliminarBee, siempre un placer que me visites y me leas... Eduardo hemos sido todos, eso está claro... quien no franquea esa barrera, se queda atrapado en las infinitas posibilidades de lo irreal... pero, se pierde lo cierto... Una pena... Besotes.
ResponderEliminarMelvin,
ResponderEliminar...hay muchos Eduardos y Eduardas,aunque muchas de esas fantasías a veces se quedan ahí,dibujadas en los espejos.A todos no nos mueve lo mismo,y hay quien sueña también con dos líneas paralelas,con círculos,con cuadrados,con rectas perpendiculares,con(¿dos?) rombos....;)
Podemos engañar a todos,menos al inconsciente que aflora aunque solo sea a través de los sueños.
Besos
Totalmente de acuerdo... Somos una proyección constante de nuestras miserias, podemos enfrentarnos o seguir dibujando figuras geométricas en los espejos... Besotes.
ResponderEliminarTodos tenemos algo de Eduardo.
ResponderEliminarSaludos.
Y si no lo tenemos... Al menos lo hemos tenido...TODOS... Besotes.
EliminarEs bueno desarrollar la fantasía, dar rienda suelta a la imaginación. Un mundo tan real como el que llamaos realidad o mundo físico...
ResponderEliminarBeso.
Siempre es así... A no ser que la fantadía nos distancie tanto de la realidad que no sepamos regresar... Besotes Pamela
Eliminarsos de verdad autenticamente solo vos
ResponderEliminarmil besos
Eres la número uno de los piropos... Que lo sepas!!!! Jajajaja... Besotes.
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