Aprendí a no creer en mí, el día que me
dijeron que la vida era muy complicada, eso me hizo retroceder 19 pasos, los
mismos, que años llevo andados en el camino. Con todas las preguntas atadas a
los pies y con el brillo de la curiosidad en mis pupilas. Intento no hacer
demasiado caso a las habladurías, pero no siempre es sencillo sacar algo en
claro. Soy... todo aquello que no se dice en esas frases hechas que
escupen bocas anónimas... Tengo
inquietudes, me esfuerzo por ser mejor persona, sólo me resigno cuando no
soporto el dolor, mi pereza nada tiene que ver con la falta de ilusión, no
intento suicidarme por cada desengaño, detesto a los que idolatran porque sí,
reflexionar es mi mejor terapia, irme de
fiesta un escape y ser alguien en la vida mi mayor preocupación.
A veces me gustaría pisar firme y que no se
levantara el polvo, pero soy consciente de que el polvo siempre vuelve a ocupar
su sitio, de que es necesario perder visibilidad para entender algo en este
mundo loco. Espero no equivocarme mucho. No, quiero equivocarme. La cultura de
la inmediatez no me deja y yo soy aspirante a vivir sometida a un resultado
perfecto por el resto de mis días. Me dan ganas de vomitar. Si miro a mi
alrededor puedo ver a millones de personas corriendo con los ojos desorbitados;
quien dijo que el sentido de la vida es la búsqueda de la felicidad, estaba
desequilibrado o fumaba demasiado. Cuando era niña podía arroparme en mi
inocencia, para protegerme de la incomprensión que veía en otros, pero ahora
sólo sé arroparme en la seguridad de que puedo hacer algo por cambiar mi
pequeño horizonte. Dispongo para ello de herramientas infalibles, una mirada
optimista, energía desbordante y una lista de
todas aquellas cosas que cambiaría si me dejaran hablar. Imaginar que mi
discurso tenga alguna repercusión me hace albergar esperanzas en el género
humano. ¿Demasiadas pretensiones para alguien como yo? No lo creo, desempeño
una función social, suceden muchas cosas a mi alrededor en este mundo-
rompecabezas y yo disfruto tanto observando, aprendiendo de las historias
anónimas que se entrecruzan y se confunden con el sonido de la ciudad. Soy como
una lechuza, la discreción no anula mi presencia, pero en mi silencio sigo
configurando mi historia, mi pieza clave en este rompecabezas.
Es toda una declaración de intenciones y una buen pilar en el que asentar na vida. Pero la vida no es una estatua. Es un reflexión muy bien escrita, con mucho sentido.
ResponderEliminarSaludos
Es cierto la vida no es estática, pero sabes, yo a los 20 tuve mi primera gran crisis...y mi sensación si que fue un poco permanecer plantado en un tiesto con la desgana como única aliada... Supongo que esa lucha interna de intenciones y polaridades es de la que habla este texto...Gracias por tus palabras reconfortantes Jaal, un Besote.
ResponderEliminarMe ha tocado tan de cerca, me he sentido incluso estúpido porque mientras leía identificaba una perspectiva afín y al mismo tiempo iban asaltándome las disonancias, lo que hago o no hago y que va contra esa perspectiva.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Me habla de una persona muy consciente, que pone la distancia justa entre ella y el mundo, lo justo para poder entrever algo, para poder ser.
La felicidad, ese cuento chino para asustar niños!
Un besazo
Y sin embargo siempre buscándola como sí se tratara de un fetiche inalcanzable, sin asumir el estado transitorio que en ocasiones nos eriza la piel y nos hace brillar los ojos... Estoy contigo Argax. Besotes.
EliminarPisa fuerte, unas veces se levantará polvo, otras te hundirás y apenas podrás avanzar, las pocas caerás de espaldas por el agotamiento de no poder dar un paso, pero el caso es avanzar, sólo al final del camino se entiende las pocas piezas que no se lograron encajar, el resto está completo y es cuando todo se comprende... seguro que es así.
ResponderEliminarYo también lo creo, sólo si hay retrospectiva podemos deducir cuales fueron las piezas clave... Pero el camino hay que andarlo, con piedras y todo... Besotes.
ResponderEliminarA los veinte años albergar esperanzas, tener ideales y creer en el género humano es lo sano y lo razonable. Luego nos vamos poniendo malitos. Paradójicamente para sufrir menos.
ResponderEliminarEstupendo texto. Un abrazo
En cuanto mi entizamos el entorno....ya no hay vuelta atrás querido..... Besotes.
ResponderEliminarMe pareces muy maduro emocionalmente.
ResponderEliminarNada que discutir.
Te veo muy centrado.
Saludos.
Bueno con todas las inestabilidades propias de la edad, procuro estar en paz conmigo mismo... Es un camino, no? Besotes.
EliminarToda una declaracion de intenciones, ahora esas intenciones tienes que hacerlas realidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Uy, Celso que sorpresa, acostumbrado a cruzarnos por las pimpfiadas... Y hoy te asomas por aquí.... Me alegra. En el próximo post hablaré de una de esas cosas que ya se han hecho realidad. Un abrazo y bienvenido.
ResponderEliminarDespués de leerte atentamente, permiteme decirte que ya estás lista para "andar" Las ganas, las herramientas, la voluntad, la curiosidad... Todo eso ya lo tienes, ahora a caminar! Un placer leerte y visitar tu casa.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo enorme!
Querida Bee, gracias por la visita y por las palabras... Este texto es teatral, lo escribí hace años para una alumna de secundaria... Aunque no soy mujer, suelo ponerme en la piel de las mujeres para describir sus emociones... El alumnado suele ser mayoritariamente femenino... Pero todo nace del interior y las búsquedas son las mismas... Queda lejos su significado, pero a la vez está tan vigente. Un beso enorme.
ResponderEliminar